Es muy difícil, y a veces hasta heroico, llegar a quererte y aceptarte a ti mismo en lo fundamental en tu limitaciones y tus logros; y a este costoso esfuerzo las mujeres hemos de añadir un combate contra el fantasma del físico perfecto, El enorme negocio de la estética invierte muchísimos millones en promocionarse, de modo que no es de extrañar que cada año aumente la obsesión tirana por el cuerpo. Y así, incluso en las revistas del corazón, tan sensibles ellas a los tópicos sociales, contribuyen últimamente al comecocos y en los pies de fotos no hacen más que decir que si Fulana se mantiene guapísima o que si Mengana está hecha una ceporra. El machaque ambiental es tan feroz que todas tenemos las neuronas cocidas y la celulitis nos produce mucho más espanto que las vacas locas.
Y, sin embargo, la realidad es otra. Lo real es que la carne es blanda y declinante, y que ni la salud ni el atractivo físico tienen nada que ver con una anatomía despampanante: o sea, que puedes enloquecer al ser amado aun teniendo las mejillas arrugadas y las nalgas flojas.